Bueno, luego de dejar haaarto botado este sitio, llegué renovada, fina, culta y reformada (sí, sí, a lo Beni); todo, para traerles de muy buenos sentimientos, una anécdota un tanto grotezca, guarra y sin más miradas, simplemente muy desagrable.
Y trata de lo siguiente:
Por el título, ya habrán deducido muy lógicamente, que tiene que ver con los tormentos de viajar en ese metro cúbico con ruedas -y digo cúbico, porque ni de altura es suficiente-. Pues, acaeció en la sutil y proba cuidad Concepción, fecha: 12 de Mayo, 2008.
Ya, voy de lleno con la anécdota anecdótica, subo a la caja con ruedas -a la que cariñosamente llamamos 'Micro'- y miro hacia los puestos, en busca de un cálido asiento para reposar mi sentadera de estudiante. Entonces, veo disponible sólo un asiento de la última fila, la que está más atrás que la puerta trasera. Cuando dejo caer mi cuerpo, me percato de la anonadada mirada que un hombre me dirige al ver que me senté a su lado. Confieso que me dio una mala espina, y debí haber seguido mi instinto de leona; pero no pude hacerlo, pues: 1. Iba a parecer prejuicioso, y 2. Estaba cansada y no estaba con la más mínima disposición de irme parada los restantes 20 minutos.
Comienza en viaje, todo normal hasta entonces, repentimente, siento que el codo del hombre se movía bastante. (A todo esto, por el reducido espacio, su codo izquierdo tocaba mi brazo derecho y él iba a la ventana, con la cortina cerrada, pronto entendería el porqué de esto) Pensé en un principio que estaba rascándose la guata, pero no... fijé mi vista en lo que hacía y veo ante mis espantados ojos ¡¡el glande entre sus manos!! ¡Sí, señores y señoras! Iba Masturbándose en el microbus.
¿Ven? No todos odian la micro, algunos lo sienten como su hogar, ¿ven?, ¿ven? Cuento corto, cuando se bajó, le dije entre risas a la señora que iba sentada al otro lado mío que el gallo se iba pajeando y le grité por la ventana "cómprate una muñeca inflable" cosa que espero, no haya escuchado.
Moraleja: ¿Creían que iba a ser 'jamás te vayas en el asiento trasero del bus'? ¡¡Noo!! Es más simple, ¡sean prejuiciosos! Si ven un flaite en la micro, estén lo más lejos que puedan o mejor aún, ¡¡NO VIAJEN EN ESA MICRO!! De no hacer caso a mi consejo, podrían llevarse un disgusto como el mio. Él llevaba un chaleco negro de lana con el que intentaba taparse el pene y unos pantalones de buso azules con líneas blancas a los lados... con manchitas blancas, espero que de pintura.
Eso sería por hoy
Freederth OUT!!
1 comentario:
¡Hola! Freederth, nada más paseándome por aquí, y leí tu anécdota...
Mmm...es una anécdota un tanto perturbadora, es increíble como la vida genera tales desinhibidos, de lo cual has sido testigo. Si realmente me encontrara haciendo eso en el metro, creo que seria en un estado de demencia y locura. ¡Nee! Si creo que así.
Soy un poco pervertido, si lo quieres llamar así, pero tengo mis principios.
¿Como que siempre hay lugares para eso...no?
Saludos y besos de Rodolfo.
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